El mundo del traje de flamenca o faralaes, en mi entorno siempre ha sido traje de gitana, era para mí algo completamente desconocido; algo que pude ratificar tras la visita al SIMOF. Tras ese traje más o menos bonito que vemos en revistas o en las Ferias hay un complejo entramado empresarial: calzado, textil, peluqueria, diseño, bordado, confección... , todo ello para hacer un modelo que dificilmente alcanzará en el mercado el valor de 20 horas de trabajo de cualquiera de los trabajadores que intervienen en su creación.
Nosotros asistimos al desfile de los diseñadores noveles, anteriormente no había asistido a ninguno por lo que me pareció muy interesante por lo novedoso. Algunos diseños eran sorprendentes, no solo por la dificultad en su elaboración sino también por los materiales empleados. Este es el caso del ganador que utiliza cuerdas de colores para el adorno de sus trajes ya que su colección era eminentemente marinera. Por lo general las colecciones estaban bien armadas, salvo la de María Astolfi; sus diseños no me parecieron nada originales (desde mi ignorancia sobre
este mundo) y estaban muy mal cosidos.
este mundo) y estaban muy mal cosidos.
Los stands estaban atendidos normalmente por dos personas que rara vez podían contestar a las preguntas que como estudiantes de confección les hacíamos ¿Qué composición tiene esta tela?, ¿Qué material es éste?...; eran simples comerciales. En alguna ocasión nos ofrecieron ver sus revistas que te podías llevar por un precio nada módico.
Realmente esta visita me ha servido para saber que existe un mundo tras ese traje que la gente usa para la Feria, aunque poco más he podido aprender.
Realmente esta visita me ha servido para saber que existe un mundo tras ese traje que la gente usa para la Feria, aunque poco más he podido aprender.
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